Liderazgo político en Venezuela. Por Celestino Aponte.
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Liderazgo político en Venezuela.
Por Celestino Aponte.
No soy politólogo ni nada por el estilo, no soy historiador ni pretendo serlo, no soy psicólogo social ni aspiro llegar a serlo, no practico el deporte favorito de los venezolanos (opinar sobre lo que no sabe), pero…
Pero observo lo que pareciera ser una constante en el proceso político e histórico venezolano que llama la atención y a la cual quiero referirme. Auge y caída abrupta de los liderazgos. Más allá de la descripción del asunto que de inmediato vamos abordar es necesario detenerse a analizar el fondo del problema.
Desde las primeras décadas del siglo XIX, en los albores de la república, y hasta nuestros días encontramos la repetición de un ciclo de endiosamiento del liderazgo político seguido casi inmediatamente de estrepitosos abandonos, olvidos, desprestigio y rechazo. Culto a la personalidad y mesianismo combinado con la tradición caudillista de la política venezolana mezclado, si vale el término, con cruentos e irracionales “pase de facturas".
Los casos de los generales Miranda, Piar y Bolívar aclamados y luego severamente criticados y traicionados son elocuentes. Miranda termina sus días en una cárcel española entregado por sus compatriotas, Piar injustamente condenado y fusilado por sus compañeros de armas y Bolívar, idealizado al extremo, muere solo, abandonado, decepcionado y separado del poder son ejemplos primarios al respecto. Lo mismo ocurre con el general José A. Paez y otros jefes políticos del traumático siglo XIX.
La segunda parte del siglo pasado venezolano transcurrió entre el reconocimiento, respeto y aclamación a líderes civiles de la estatura de Betancourt, Villalba, Caldera, Leoni, Prieto Figueroa, Carlos Andrés Pérez y otros constructores de la imperfecta democracia a la condena de la “cuarta república”, al pacto de Punto Fijo y la demonización del liderazgo colectivo mencionado. Especialmente a Pérez. La élite del país y el pueblo que lo aclamó y siguió acriticamente le dio la espalda para seguir a un militar demagogo.
En nuestros días y durante la larga lucha por restablecer la democracia extraviada y sustituida por un régimen antidemocrático es perfectamente observable, guardando las distancias, como líderes políticos que han conducido distintos momentos de la lucha( Rosales, Capriles, López y Guaidó) han sido elevados a los “altares” por el pueblo opositor y luego arrastrados por el piso con severos juicios (descalificados e injuriados) sin desconocer, por supuesto, que parte de la severidad de los juicios responde a los errores de conducción que han cometido.
Vuelvo a preguntarme, por qué este modo tan venezolano de valorar y juzgar al liderazgo? Tal vez la respuesta se encuentre en la cultura política caudillista que privilegia a supuestos “iluminados" y no a las instituciones ni organizaciones sociales y políticas; o quizás al hecho según el cual en Venezuela cada cada inicio y cierre de los ciclos políticos ha estado marcado por la presencia sobresaliente de un líder sobrestimado por la población; o tal vez porque en todos los casos indicados la caída de los semidioses va en paralelo, siempre, a la pérdida de legitimidad o vigencia de un proyecto político (la quiebra de la primera república y Miranda, el fracaso del proyecto Gran Colombia y Bolívar, la deslegitimación de los partidos políticos y las instituciones democráticas establecidas a partir de 1958). La crisis de legitimidad y representatividad de los partidos políticos de hoy explica en gran medida la tragedia del liderazgo joven que simbolizan Capriles y Guaidó.
Quizá el fenómeno responda a un “arquetipo" establecido y arraigado en el “inconsciente colectivo" de la sociedad venezolana. Arcaicos modelos mentales inconscientes que condicionan nuestra manera de concebir y hacer política.
Cualquiera que sea la explicación que le demos al asunto, especulaciones teóricas aparte, lo importante es madurar y superar esa práctica si efectivamente queremos superar la crisis general que nos afecta asi como el ciclo destructivo de liderazgos.
Ciudad Guayana, 04 de septiembre de 2025.